Por Federico Sciorra
La crisis en el mercado petrolero
Hace apenas unas semanas, el 6 de marzo pasado, se desarrollaba en Viena la reunión entre la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y Rusia, con el objetivo inicial de reducir la producción de petróleo en 1.500.000 millones de b/d[1]. El encuentro, no obstante, se convirtió en un verdadero fracaso geopolítico, desde el momento en que Rusia anunció que se retiraba de las negociaciones y daba por finalizado el acuerdo de colaboración que regía desde el año 2016 para contener el precio del barril. El fracaso de esta negociación, asimismo, coincidía con el avance del COVID-19 a nivel global, el cual provocó una fuerte caída en la demanda de petróleo durante las siguientes semanas.
El mercado petrolífero debe entenderse en clave geopolítica: Medio Oriente es la región con mayor reserva de petróleo mundial, sin perjuicio de la clara inestabilidad política resultante del enfrentamiento entre el Reino de Arabia Saudí (RAS) e Irán por tomar el control y limitar la influencia del otro y sus aliados estratégicos en la región. El primero es el mayor productor de petróleo de la OPEP y principal aliado norteamericano. Por su parte, Irán es un aliado clave de Rusia junto a Siria, y luego del acuerdo nuclear firmado en julio de 2015 ingresó con fuerza al mercado energético aumentando las tensiones con el RAS. Dicho esto, el acuerdo del 2016 había llevado cierta estabilidad al mercado petrolero tanto en términos geopolíticos como económicos. En primer lugar, porque lograba generar un consenso en la región en torno a la producción energética y en segundo, porque dotaba de previsibilidad a un mercado que comenzaba a mostrar signos de agotamiento. Para enero del 2016, el precio Brent[2] tocaba un piso de US$30,70[3] cerrando el año con una clara alza en US$53,31[4] post acuerdo OPEP-RUSIA. Este incremento en el valor del Brent se vería derrumbada luego del fracaso de la reunión del 6 de marzo.
Con la caída del acuerdo de colaboración, la respuesta del Reino de Arabia Saudí no se hizo esperar. El RAS dispuso el ofrecimiento al mercado asiático, norteamericano y europeo de descuentos del 5%,6% y 8% respectivamente. Adicionalmente, a partir del 1 de abril, todas las restricciones a la producción de petróleo (tanto países miembros como no) serían levantadas. Así, Arabia Saudita podía ampliar la producción a 13 millones de b/d, potenciando el problema del sobre abastecimiento. El impacto en los mercados fue notable. En el mes de marzo se registró una merma del 38% en comparación con el mes de febrero, llevando la cotización del Brent a un pico de US$22,71 registrado el 30/03/2020.
¿Qué motivó a Rusia a romper el acuerdo de colaboración?
El acuerdo firmado durante 2016 había sido fuertemente criticado por sectores petroleros rusos, ya que el precio en alza del Brent favorecía a las empresas de fracking norteamericanas, las cuales presentan un mayor costo de inversión. Si bien Rusia se ve perjudicada por la caída del Brent, el precio actual podría llevar a la quiebra de la competencia, lo que les permitiría a las petroleras rusas expandirse y ampliar su clientela. Cabe destacar, por cierto, que desde hace varios años la relación bilateral entre ambas potencias es extremadamente tensa, debido, entre otras cosas, a las sanciones económicas aplicadas por Estados Unidos a Rusia con relación al proyecto del gasoducto Nord Stream 2 que permitiría a Rusia enviar gas a Europa.
¿Cuáles son los objetivos de las medidas adoptadas por el Reino de Arabia Saudita?
El RAS es la potencia petrolera mejor preparada para mantener esta guerra comercial con Rusia, debido al bajo costo de producción que se estima en US$3 por barril. Los descuentos planteados por la petrolera saudí Aramco debilita la posición de la contraparte rusa que no pueden competir con esos valores de producción. Así, los intentos rusos de captar nuevos clientes se verían limitados por el accionar de Aramco.
Por otro lado, debe señalarse que las medidas anunciadas también están destinadas a perjudicar a Irán, país que como, mencionamos anteriormente, es su principal competidor en la región. La economía iraní depende altamente de las divisas generadas por la venta del petróleo, si los precios del Brent caen, su economía se ve fuertemente perjudicada.
La participación de Estados Unidos en el conflicto
Uno de los principales perjudicados de la baja del precio del Brent es Estados Unidos, ya que su industria petrolera local se basa fundamentalmente en el fracking, con un costo promedio de producción de entre US$40 y US$50 por barril, por lo que los valores actuales del mercado podrían llevar a las empresas directamente a la quiebra.
Frente a esta situación, Donald Trump ha decidido poner a Estados Unidos como un mediador en el conflicto, mientras asume medidas de salvataje como reducciones impositivas o aumento de la compra de b/d para alivianar la situación de las empresas norteamericanas de fracking. Mientras tanto, los productores norteamericanos se comprometieron a recortar la producción un 10% si sus homólogos en Rusia y Arabia Saudí llegan a un acuerdo.
En esta línea, Trump anunció vía Twitter que en comunicaciones con el príncipe heredero del RAS se estaba negociando una reducción en la producción de 10 millones de barriles por día. Vladimir Putin, visiblemente descontento por el aumento de producción del RAS, comunicó el 3 de abril que estaba dispuesto a negociar una reducción en la producción de petróleo en 10 millones de barriles por día. El impacto de ambos anuncios fue relativo ya que a medida que se avanzaba la negociación el precio del Brent respondía de forma fluctuante.
El impacto en Vaca muerta
Para comprender el efecto que tiene la crisis internacional en Vaca Muerta debemos retrotraernos a agosto del 2019. En ese mes, el gobierno de Mauricio Macri generó una fuerte devaluación del peso argentino, el riesgo país creció abruptamente y se sanciono el DNU 566/2019[1] por el cual se congelan los precios por 3 meses, se fija un dólar de referencia de u$s 45,19 y retoma la figura del barril criollo a u$s 59 menos retenciones.
Esta situación, producto de la toma de deuda irresponsable del gobierno, se convirtió en un cóctel explosivo para el sector industrial de hidrocarburos. Las etapas de fracturas cayeron de 676 en agosto de ese año a 467 en diciembre, y los precios de producción aumentaron considerablemente al compás de la apreciación del dólar. Este escenario se mantuvo en los primeros meses del 2020, a la espera de las negociaciones del Gobierno Argentino y el FMI para reestructurar los pagos de una deuda que el mismo Fondo catalogo como “insostenible” así llegaba la crisis del mercado internacional y del COVI-19. La caída del precio del barril de Brent[2] producto de la crisis internacional, dificulta la rentabilidad de la producción del yacimiento, considerando que el costo de producción se ubica alrededor de los US$40 y el precio de mercado actual es de US$22,44.
La situación empeoró con el impacto de la pandemia. La demanda de naftas cayó entre un 60% y 70% y las refinerías trabajan a un 50% de su capacidad, esto impacta bajando la demanda de crudo y generando una caída en la producción de los pozos. El 9 de abril YPF cerraba el 50% de la producción de Loma Campana debido a la falta de espacio físico para almacenar el crudo tras la fuerte caída de la demanda.
En el cuadro previo se puede ver como desde el mes de febrero se registraba un leve repunte de la actividad en las perforaciones. En el mes de marzo las perforaciones habían superado las de febrero y solo contemplando hasta el 19 de dicho mes hasta que comenzó la cuarentena en Argentina. Mientras tanto, en la grafica siguiente se muestra que la producción de petróleo en m3/día mantuvo cierta estabilidad a partir de agosto del 2019. El impacto y una posible caída probablemente se note a mediados del mes de Marzo (post cuarentena) y durante el mes de abril.
El ministro de desarrollo Productivo, Matías Kulfas, confiaba en que el proyecto Vaca Muerta permitiría el autoabastecimiento y a su vez generaría divisas a partir de la exportación del excedente. En una entrevista en enero de 2020, declaraba que “de lograr las condiciones para que se desarrolle a gran escala Vaca muerta, va a generar unos 500.000 puestos de trabajo”. Para defender este proyecto, el Ministerio de Desarrollo Productivo comenzó a implementar licencias no automáticas de importación al sector de las refinerías, con el fin de evitar la importación de crudo de otros países, mientras preparaba una batería de medidas de aliento entre las que destaca la marcha del barril criollo que se ubicaría en un precio de US$45.
Aplicando estas medidas, el gobierno argentino se coloca como un regulador de la crisis, desanclando el precio del barril de petróleo internacional y protegiendo así su proyecto de soberanía energética. Si, en cambio, el gobierno desistiera de regular la situación, la crisis del sector hidrocarburífero se agudizaría cayendo aún más la producción y poniendo en riesgo los 60.000 puestos de trabajo actuales y dañando las economías provinciales que reciben ingresos por las regalías e impuestos del sector. En este contexto, se está preparando un proyecto de ley que estimule las inversiones. Este proyecto dependerá, en cierta medida, del avance de las negociaciones sobre la deuda externa contraída irresponsablemente por el gobierno de Mauricio Macri y que ha sido catalogada como “insostenible” por el FMI.
Es claro que el gobierno de Alberto Fernández tiene como objetivo que Vaca Muerta posibilite, en primera instancia, el autoabastecimiento de hidrocarburos en el país, pero que además sea (si el contexto internacional lo permite) una solución a la generación de divisas, uno de los principales problemas de nuestra economía.
El desenlace de la guerra de precios
El 12 de abril, tras cuatro días de extensas negociaciones, se confirmó el acuerdo entre la OPEP y Rusia. Se esperaba que el acuerdo conllevara en una reducción de 10 millones de b/d pero México, defendiendo su soberanía energética, se negó a realizar la reducción solicitada de 400.000 b/d, reduciendo solo 100.000 b/d. Dicho esto, el cronograma comenzará con una reducción de 9,7 millones de b/d para mayo y junio. Luego, hasta finales de año, la cuota se reduciría 7,7 millones de b/d y desde enero 2021 hasta abril de 2022 habría una reducción de 5,8 millones de b/d. Debemos destacar que, hasta el momento, los productores de petróleo no pertenecientes a la OPEP+, como Estados Unidos, Canadá y Noruega, no se comprometieron a realizar recortes reales en la producción.
El impacto de este recorte histórico parece insuficiente y limitado: el precio del barril de Brent pasó de US$31,94 el 13/04/2020 a US$19,65 el 21/04/2020 lo que significa una caída del 38,47%, mientras en Estados Unidos por primera vez en su historia el precio del barril cotizó en negativo, exactamente US$-37,63. Este impacto en los precios se produce en tanto los depósitos de petróleo están colapsados por la fuerte caída de la demanda de petróleo debido a la situación de parálisis económica a nivel mundial producto del COVID-19. El caso norteamericano es particular: los productores venden el petróleo a través de contratos futuro, por los cuales se comprometen a entregar, meses después, una cantidad de barriles de petróleo a un precio, cuando se acercaba la fecha de entrega de los barriles del mes de mayo quienes habían adquirido esos contratos no contaban con espacio físico en sus depósitos para almacenarlo ya que estaban colapsados por la caída de la demanda. Lo que ocurrió a continuación es que los poseedores de los contratos salieron a ofrecerlos al mercado, pero como la situación de sobreabastecimiento está generalizada, en el país no había compradores interesados, provocando la caída abrupta del precio hasta valores negativos.
A pesar de la volatilidad reinante en el mercado, se espera que los contratos norteamericanos de junio, como así también la cotización del Brent del mismo mes, tengan un repunte, en parte por la reducción acordada como así también por la lenta normalización de la económica. Este escenario es desfavorable para el gobierno argentino que tiene como premisa defender la soberanía energética del país y mantener tener precios acordes a nuestras necesidades por lo que será menester profundizar los mecanismos de protección de Vaca Muerta para desvincularlo de la inestabilidad del mercado internacional.
1) Barriles diarios
2) Tipo de petróleo de alta calidad que se extrae del yacimiento británico de Brent y se constituye como referencia para el establecimiento del precio de ⅔ partes del petróleo mundial. (http://www.petroleum.co.uk/benchmarks)
3) Datosmacro.expansion.com/materias-primas/Brent
4) Datosmacro.expansion.com/materias-primas/Brent
5) https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/213585/20190816
6) Argentina utiliza como precio de referencia el Brent
Un artículo muy interesante…como argentina trata de mantener la soberanía..lo que no comprendo es si el hombre de a pie se verá beneficiado