Autora: Agustina Sánchez Beck
El mundo entero atraviesa un proceso de reconversión de la infraestructura energética mundial, cuyo fin es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para evitar el aumento del calentamiento global. La energía nuclear ocupa y ocupará un rol central en las políticas de descarbonización para mitigar el aumento de la frecuencia e intensidad de los fenómenos climáticos.
En el marco de las transformaciones en la industria energética global, China está experimentando grandes cambios y en el contexto de lo que el presidente Xi Jinping denomina “revolución energética”, son notorios sus pasos hacia una matriz energética diversificada y un modelo económico basado en la innovación y servicios, buscando un crecimiento más lento pero de mayor calidad, dejando
atrás la producción de manufacturas de bajo costo.
Este panorama dialoga con el afianzamiento en las últimas décadas, en términos cuantitativos y cualitativos, de la relación bilateral entre Argentina y la República Popular China; que el año que viene cumple 50 años. Sobre todo, teniendo en cuenta que uno de los mecanismos más presentes de la cooperación entre ambos países es el financiamiento para el desarrollo.
El monto de los proyectos que están en ejecución suma más de 7.0001 (MM de U$D), entre los que se encuentran programas claves del sector energético como las Represas del Sur o el parque fotovoltaico Cauchari Solar. Si se consideran los que todavía están en negociación o la cartera de proyectos que se están evaluando de cara al hipotético ingreso de Argentina a la Iniciativa de la Franja y la Ruta o la negociación del Plan Quinquenal Integrado (2022-2026), el financiamiento se afianza aún más como uno de los ejes claves de la relación bilateral. Un dato importante, siendo que uno de los proyectos más relevantes en negociación es la construcción de la IV Central Nuclear Atucha III.
La actualidad le presenta a la Argentina numerosos desafíos. Frente a escenarios fluctuantes e imprevisibles debemos actuar con inteligencia, sin entrar en alineamientos automáticos, priorizando el interés nacional mediante la elaboración y ejecución de una política exterior soberana que permita la articulación de agendas concretas en ámbitos que sean prioritarios en nuestro país. La firma del acuerdo de construcción de una IV y V central de potencia con la República Popular China resulta ser no solo una oportunidad para fortalecer la Alianza Estratégica Integral y reactivar la economía post pandemia sino también y, principalmente, una decisión soberana y estratégica frente al rol que ocupa y ocupará la energía nuclear en la transición energética.