Autor: Juan Augusto Rattenbach
Es imposible abordar y analizar la historia y el presente de nuestro país sin incorporar la variable del “Reino Unido de Gran Bretaña”, su sistema monárquico y su estructura colonial.
Cuando pensamos en la “línea de tiempo argentina”, no podemos obviar como antecedentes de nuestra Revolución de 1810 e Independencia de 1816, la resistencia del pueblo argentino ante las Invasiones Inglesas de 1806 y 1807. Por ese entonces, reinaba Jorge III (1738-1820), en cuyo mandato se intentó de forma fallida arrebatarle a España las Islas Malvinas en 1765 y que luego le tocó lidiar con la pérdida de las “13 colonias de América del Norte” en la Revolución estadounidense del 4 de julio de 1776.
Posteriormente en 1845 se produjo una nueva invasión británica a los ríos de la Cuenca del Plata en alianza con Francia. El objetivo era intervenir “en nombre de la humanidad” y declarar de “libre navegación para todas las naciones del mundo” los ríos interiores de Argentina y Uruguay. La flota anglofrancesa se enfrentó con la resistencia nacional en Vuelta de Obligado el 20 noviembre para luego sucumbir definitivamente en la Batalla del Quebracho el 4 de junio del año siguiente. Ya para ese entonces gobernaba la Reina Victoria quien fue la regente que moldeó el Imperio Británico llevándolo a su máxima expansión a escala global.
Avanzando en los siglos XX y XXI, a la hora de abordar los conflictos en Malvinas y en la Antártida, resulta importante analizar el rol de la familia real, que a través de sus giras y sus consecuentes ceremonias simbólicas, así como el apadrinamiento de fundaciones que operan en dichos territorios mantienen la vigencia del sistema colonial británico en nuestro país.
La Reina Isabel II asumió como regente el 6 de febrero de 1952 mientras en Argentina gobernaba el General Perón. Su mandato trascendió 70 años, que si tomamos como punto de partida la Revolución de Mayo, dicho tiempo equivale a casi un tercio de la historia argentina. Si bien Isabel viajó a lo largo de su vida por más de cien países, el Foreign Office decidió que la Reina nunca visitaría la Argentina (y la mayoría de los países sudamericanos) dado los conflictos territoriales en el Atlántico Sur. Sin embargo, su consorte el príncipe Felipe de Edimburgo (1921-2021), visitó nuestro país en varias ocasiones en representación de la Reina, siendo una de las más rememoradas su gira de 1957 cuando además de visitar las Islas Malvinas, pasó por las Georgias del Sur (San Pedro) y la Antártida. Su viaje ofició de posición británica sobre dichos territorios mientras se celebraba el Año Geofísico Internacional que fue el espacio que desembocó en la idea de regular internacionalmente al continente antártico que derivó en el posterior Tratado firmado en 1959.
Dichos viajes fueron retratados en la serie de Netflix The Crown en donde en una escena se la ve a la Reina justificando ante sus hijos las giras para evitar la descomposición del Reino a través de escaladas independentistas.
Poco tiempo después, Felipe volvió a la Argentina en 1962 para darle su expreso apoyo político a Frondizi dado que el Foreign Office veía en el presidente radical el mejor eslabón para evitar el regreso del peronismo. Su visita, lejos de ser eficaz, lo convirtió en un testigo del derrocamiento de Frondizi por lo que terminó de refugiarse en una estancia de la familia Blaquier. Su siguiente visita transcurrió en septiembre de 1966 e impactó directamente en Malvinas. Mientras que era recibido por el dictador Juan Carlos Onganía, con quien jugó al Polo durante su estadía, un grupo de jóvenes peronistas liderados por Dardo Cabo respondieron a su presencia en nuestro país con el Operativo Cóndor desviando un vuelo de Aerolíneas Argentinas hacia Malvinas desplegando 7 banderas argentinas al son del himno nacional.
Es así como llegamos a 1982 y la Guerra de Malvinas. La familia real se hizo presente en la guerra enviando al príncipe Andrés quien participó en operaciones en diversas misiones aéreas en helicóptero. Finalizado posteriormente el conflicto, el príncipe Felipe se encargó personalmente de condecorar a los veteranos británicos mientras que la Reina le otorgó ciudadanía a los habitantes de Malvinas tras más de un siglo de haber sido kelpers.La posguerra significó para nuestro país una profundización del colonialismo británico en el Atlántico Sur, que pasó de ocupar los territorios insulares (Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur) y 3 millas náuticas alrededor de cada una a 200 bajo el concepto de Zona Económica Exclusiva. De esa forma, en Malvinas se pasó de una economía deficitaria de exportación de lana de oveja a una excesivamente rentable de depredación de nuestros recursos pesqueros e hidrocarburíferos en el Mar argentino y en la Plataforma Continental.
Este colonialismo anacrónico que persiste en nuestro siglo fue resistido a escala regional y de forma sincronizada durante el período 2003-2015, en donde a través de organismos de integración como el Mercosur, la Unasur, ALBA y CELAC los países de América Latina lograron tomar medidas en conjunto en rechazo a la presencia británica en territorio argentino.Uno de los puntos más álgidos se produjo en el año 2012 durante el trigésimo aniversario de la guerra de Malvinas. Mientras que la Argentina posicionaba internacionalmente a la cuestión de soberanía de las Islas y tomaba medidas a nivel doméstico de remalvinización cultural y social, el Foreign Office optó como respuesta reforzar la Base Militar británica de Monte Agradable en Malvinas enviando al príncipe heredero Guillermo a realizar ejercicios militares para actualizar los mapas topográficos de las Islas ante un “eventual conflicto militar” por las Islas.
A fines de ese mismo año, la cancillería británica decidió bautizar una porción del reclamo argentino en la Antártida próximo al Polo Sur como la Tierra de la Reina Isabel II que obtuvo como respuesta una protesta por parte de la Argentina.
En junio de 2016 se celebró un plebiscito cuyo resultado llevó a la salida del Reino Unido de la Unión Europea, fenómeno más conocido como Brexit. A pesar de que pasaron 6 años y un acuerdo de libre comercio con la UE, su impacto continúa dado que peligra la estabilidad política al interior del Norte de Irlanda tras la paz de 1998 en donde se vislumbra un escenario de posible reunificación territorial de toda la Isla bajo la soberanía de la República de Irlanda.
Por otro lado, asoma nuevamente el fantasma de la independencia de Escocia, con el objetivo de reingresar a la Unión Europea como una Nación distinta del Reino Unido, cuyo referéndum se celebrará en octubre de 2023.
Además, esto podría conducir a proyecciones pesimistas para los intereses británicos ante un nuevo escenario del Reino Unido post Reina Isabel II en el marco del Commonwealth. La reciente formada República de Barbados podría generar un efecto dominó de oleadas republicanas en el Caribe en países como Antigua y Barbuda, Bahamas, Bélice, Granada, Jamaica y San Cristóbal y Nieves. Esta tendencia no escaparía a Canadá ni tampoco a otros actores como Australia y Nueva Zelanda. El caso australiano es conocido, no sólo por el referéndum celebrado en 1999, sino también por la gira realizada por Lady Di y el príncipe Carlos ante una fuerte amenaza republicana en la década de 1980. Nueva Zelanda, por el contrario, suele manifestar tendencias parcialmente menos republicanas, pero estaríamos ante un escenario incierto ante el fin del reinado de Isabel II.
De esta forma, la combinación del Brexit con oleadas republicanas podría generar un efecto negativo para el Reino Unido, que dejaría de ser tal, para limitarse al Reino de Inglaterra. En este escenario, sostener el colonialismo en Malvinas así como la proyección británica hacia la Antártida podría empezar a verse en dificultades y expuesto a mayores costos, lo que sería una oportunidad para la Argentina y el resto de Sudamérica de poder recuperar definitivamente los territorios que actualmente se encuentran pendientes de descolonización. Dependerá, por supuesto, de la creación de un nuevo alineamiento a nivel regional que se traduzca en una política exterior continental común tal como existió a comienzos de este siglo.