GT: Política Exterior Feminista
Introducción
En este artículo nos proponemos ahondar en las problemáticas económicas que sufren las mujeres en la Argentina post pandemia, teniendo en cuenta la antesala de políticas neoliberales que se llevaron adelante en el periodo 2016-2019.
Cuando decimos que la pobreza está feminizada buscamos hacer hincapié en las repercusiones particulares que sufren las mujeres como consecuencia de las políticas económicas de ajuste, del shock inflacionario y la recesión. Sin embargo, el termino no comprende en su totalidad las múltiples realidades de personas que forman parte del colectivo LGBTIQ+, quienes se ven afectadxs de manera aún más recrudecida por la coyuntura, a partir de una sistemática vulneración de derechos básicos y una ausencia de información estadística orientada a la formulación de políticas públicas sectoriales.
En este artículo nos proponemos, en primer lugar, analizar el escenario de la política económica de la Argentina y su incidencia en la vida de las mujeres mediante una referencia a los indicadores económicos. Luego expondremos la situación actual de las políticas públicas de género a través de una lectura de los presupuestos de diversos ministerios y por último brevemente mencionaremos la relación entre deuda externa, pandemia y deuda de los hogares. El objetivo de este artículo es acercar datos de cómo impacta la desigualdad de género en Argentina a fin de aportar a la elaboración de políticas que contemplen esta realidad al momento de implementarse.
Intersección entre Pobreza y Género
La pobreza se incrementó de manera notoria en nuestro país: alcanzó un pico de 44,7% en el 2020. Si se tiene en cuenta el periodo 2017-2021, unas 7 millones de personas se encuentran en situación de pobreza. Al mismo tiempo, la indigencia también se acrecentó: entre 2017 y 2021 pasó de 5,7% a 9%, lo que implica 1,5 millones de personas más que no pueden costear el monto de la Canasta Básica Alimentaria, así como tampoco alcanzar las condiciones mínimas que les permitan satisfacer sus necesidades básicas.
Los indicadores proporcionados por el Ministerio de Economía1 para el tercer trimestre del 2021, muestran una diferenciación clara entre géneros, la tasa de empleo no registrado es de 54 puntos para las mujeres y 43,6 para los varones. La Tasa de Subocupación es de 19 puntos para las mujeres y 14,6 para los varones.
Estas cifras se agravan cuando vemos los datos divididos por franjas etarias: la tasa de empleo no registrado según rango etario de entre 25 y 34 años es de 41,3 puntos para mujeres mientras que para varones es de 36,2. Vemos diferencias de más de 4 puntos entre un grupo y otro, somos las mujeres quienes claramente aún estamos en desventaja. En la franja etaria de entre 35 y 49 años este número aumenta a 28,3 para mujeres y 19,6 para los varones. Si nos adelantamos en edad la brecha se va acrecentando, lo que deja entrever que las mujeres, a medida que son mayores, tienen aún menos posibilidades con respecto a los varones de obtener un empleo formal. En la franja etaria de 60 años y más, la tasa de empleo no registrado es de 49,6 puntos para las mujeres, mientras que para los varones es de 29,4, evidenciando cómo las mujeres siguen trabajando luego de la edad estimada jubilatoria en empleos informales.
La pertenencia al género femenino implica una profunda discriminación. Si bien las mujeres le sacan 10 puntos en nivel educativo a los varones, es decir, están en mejores condiciones educativas, la mayor parte de ellas se encuentra en la informalidad. Los indicadores son claros: menores ingresos, menos empleo formal y mayor discriminación por género y edad siguen siendo una constante de nuestra realidad, recrudecida actualmente por la crisis económica en la que nos encontramos.
Mega endeudamiento y Pandemia
La crítica situación económica que atraviesa Argentina es producto del mega endeudamiento que tomó la alianza Cambiemos con el Fondo Monetario Internacional en 2018, que sumado a la crisis sanitaria ocasionada por la pandemia, repercute en mayor medida en la calidad de vida de las mujeres. Lo que está en discusión hoy es cómo se gestiona la crisis. La inclusión financiera y laboral de las mujeres se menciona en el Memorándum del FMI (2021)2 como un objetivo centrado en el desarrollo y expansión económica del país. Se habla de la importancia de enfrentar los limitantes que impiden a las mujeres el acceso al mercado laboral, fundamentando que la productividad del país podría acrecentar su PBI con dicha inclusión. Se sugiere implementar políticas a través de programas de créditos o microcréditos que fomenten la autonomía económica y el emprendedurismo. Sin embargo, en la práctica no sólo no se lograron estos objetivos, sino que en ningún momento se tuvieron en cuenta. Se contrajo una deuda que no tuvo en absoluto correlato en la inversión necesaria para abordar las problemáticas de género.
Parece que incluir en documentos públicos programas de género es lo políticamente correcto, pero para afrontar el desafío de lograr real equidad hay que fortalecer otros aspectos poco atendidos. La distribución de dinero sin política de apoyo y desde un lineamiento individualista y meritocrático ha demostrado no ser suficiente para concretar un cambio progresivo hacia mayor bienestar y autonomía de las mujeres en líneas generales. El periodo de gobierno que va desde 2016 al 2019 terminó sin un cambio significativo en materia de género, con una deuda ilegítima, fuga de capitales y aumento de la concentración de la riqueza.
La situación excepcional de la crisis por Covid-19 mostró los planos de la desigualdad, las brechas existentes entre sectores sociales. Entre Estados y grandes corporaciones, como así también la histórica desigualdad de los países centrales y periféricos3. Se evidenció una vez más el rol fundamental del Estado para dar respuesta y ser el garante de las necesidades de la población.
Las mujeres fueron afectadas duramente por la llegada de la pandemia principalmente, por las horas de encierro y las tareas de cuidado, ya sea con hijos y/o hijas y el desarrollo escolar en los hogares como así también las tareas de limpieza de la misma. A su vez el aumento de la violencia por verse encerradas con sus perpetradores y la mayor obstaculización para acceder a la justicia ocasionó un aumento exponencial de los femicidios4.
En una encuesta sobre el uso del tiempo en habitantes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se encontró que a medida que el nivel socioeconómico disminuye, las horas de cuidado de las mujeres hacia los infantes aumenta, superando más de 5 horas promedio diarias, ello solo en caso que los niños/as asistan a un establecimiento educativo. Estas instituciones y otras que de alguna manera alivianaban el tiempo disponible de las principales cuidadoras de niños/as, fueron suspendidas, pero no ocurrió lo mismo con los roles establecidos, lo que provocó un desgaste y una responsabilidad aún mayor a las mujeres.
La situación de las políticas públicas
A finales del año pasado (2021) en el total del presupuesto nacional encontramos dos grandes ejes centrados en políticas de género; primero, políticas de impacto directo como la promoción de empleo focalizado y segundo, intervenciones que apuntan a la concientización y la prevención (capacitación, promoción, difusión, entre otras). En lo que respecta a la totalidad de ese presupuesto contemplando todos los organismos nacionales que tienen políticas orientadas a la igualdad de género, tenemos un monto de $1.524.920,5 millones.
De los 14 ministerios encargados de implementar políticas específicas en materia de género, seis ejecutaron arriba del 95% del total del presupuesto. A pesar de este alto grado de ejecución presupuestaria, según los datos del Indec, en el primer trimestre del 2022, la desocupación sigue afectando más a las mujeres. Por ejemplo, la tasa de desocupación (que mide personas que no tienen ocupación, están disponibles para trabajar y buscan empleo activamente) para las poblaciones específicas de 14 años o más, es de 8,3 puntos para las mujeres y 5,9 es para los varones5. Esto nuevamente muestra la existencia de una brecha en el acceso al mercado laboral, lo que deja a las mujeres recibiendo, en forma pasiva, a través de diversas políticas, prestaciones que no generan un cambio estructural.
El presupuesto del Ministerio de Mujeres fue, en enero de 2021, de $17.582,9 millones. Se ejecutó el 96,7% del crédito al 31/12/2021 ($17.008,1 millones).En el análisis de desempeño realizado por el Ministerio de Economía6, que tiene en cuenta la intersección entre el presupuesto y la relación física, es decir, la producción de esa financiación, se puede observar una preeminencia de las políticas de concientización por sobre la inversión en infraestructura.
En lo respecta a Fortalecimiento de Hogares, Refugios y Dispositivos Territoriales de Protección Integral en el informe menciona, se puede observar que se fortalecieron en un año 20 refugios, sin alcanzar a uno por provincia. Por otra parte, el Ministerio de Educación, que tenía a su cargo, para el año 2021, el programa de fortalecimiento edilicio de jardines, subejecutó el presupuesto, utilizando solo la mitad del otorgado.
La inversión en infraestructura es un paso fundamental para alcanzar la autonomía y el acceso en mayor medida al trabajo y la vida pública, las mujeres no pueden costear los gastos de guardería, jardines, acceder a un empleo de 8 horas (en los mejores casos) y al mismo tiempo seguir siendo las responsables primarias del hogar. Son las mujeres de los barrios populares quienes se ocupan de los territorios, se movilizan, realizan ollas populares, llevan adelante cooperativas, todo ello sin delegar las tareas que les son históricamente asignadas.
¿Qué sucede en cuanto al eje Previsional?
A fines del año 2015 en nuestro país se produjo un hito en materia de derechos para estos sectores relegados. La ley de jubilaciones para amas de casa y las moratorias que el gobierno implementó, contribuyeron a un aumento de personas que accedieron a la jubilación, que culminó con 6 millones de jubilaciones, donde el 70% de esa población destinataria fueron mujeres. Este avance se ha visto truncado con la parada en materia de política pública del gobierno neoliberal de Mauricio Macri, las políticas no fueron orientadas a solucionar la desigualdad de género perpetuando las relaciones de poder que trae aparejado el sistema patriarcal, se produjo pérdida del poder adquisitivo en las jubilaciones obtenidas y demás población producto de políticas económicas que desprotegieron la economía nacional, recayendo directamente en los índices de feminización de la pobreza. ¿Cómo se le dio continuidad a este último avance a partir del gobierno actual? El año pasado (2021) Las prestaciones por moratoria previsional otorgadas fueron en un 74% para mujeres. La asignación Universal para Protección Social (compuesta principalmente de la Asignación Universal por Hijo) ejecutó un gasto de $249.087,2 millones, y Pensiones no Contributivas para Madres de 7 o más hijos/as se sostuvo con un devengado de $87.624,3 millones. Terminando el año, se distribuyeron más de 4.7 millones en el plan de la tarjeta alimentaria, superando en un 55,2% lo previsto.
Las políticas de seguridad previsional son claves ya que llegan a gran parte de la población de mujeres, otorgando un ingreso importante para la manutención cotidiana de los hogares, de los cuales las mujeres son el principal sostén. Si bien estas acciones son necesarias, no son suficientes. Además, nos advierten que la relación con el empleo formal en parte al menos no está siendo garantizada para las mujeres. Los regímenes domésticos y de cuidado traen aparejados un detrimento en oportunidad y bienestar de las mujeres. Lo que conlleva a éstas a tener que reaccionar a las exigencias del contexto inmediato de forma desventajosa.
Conclusiones
Una perspectiva de políticas públicas desde los feminismos, requiere también comprender la crítica situación económica que atraviesa nuestro país impacta de lleno sobre las economías cotidianas, lo cual se traduce en un aumento de la informalidad, mayor desocupación, caída del salario e inflación, afectando particularmente a las mujeres como sostenedoras del hogar. Esto trae aparejado crédito para comprar alimentos, para pagar alquileres, deudas por medicamentos, etc. La crisis se acentúa en la pandemia, las mujeres quedan con mayores exigencias al ser quienes se responsabilizan del hogar y dejan de contar con espacios que atenúen esas tareas, se naturaliza el estar en deuda permanente para cubrir los gastos básicos de la vida cotidiana.
Para poder enfrentar y superar la relación entre deuda de la economía privada de los hogares, con la deuda externa que tiene el país, contar con una perspectiva de género es esencial teniendo en cuenta los indicadores que perjudican en mayor medida la vida cotidiana económica, política y social de las mujeres. Hay que poner mayor énfasis en considerar el recurso tiempo empleado en cuidar, gestionar y organizar un día cotidiano, una semana, un ciclo lectivo; son tareas que requieren esfuerzo, planificación, compromiso y responsabilidad. Es el famoso “trabajo no pago” que en lo sucesivo trae aparejado más gastos, menos oportunidades laborales, menor tiempo para cuestiones de cuidado personal, de esparcimiento y ocio, de estudios y por ende de bienestar.
Disminuir la inequidad de género requiere direccionar y focalizar políticas públicas de empleo formal y digno que impacte en el acceso a diferentes factores sociales que afectan en mayor medida a las mujeres. Considerar la vulnerabilidad socioeconómica de género y combatir la opresión sociocultural. Pensar y construir la intervención estatal desde el eje material, la infraestructura necesaria. Finalmente, consideramos que esto debe hacerse desde la inclusión social, igualitaria, equitativa y colectiva transversalmente en todos los poderes. Políticas pensadas para el desendeudamiento del país pero también de los hogares, desendeudamiento de las mujeres, en la recuperación de poder adquisitivo, de la solvencia de la cotidianeidad, para de esta forma poder disminuir los índices de feminización de la pobreza y mejorar la calidad de vida y de oportunidad de las mujeres argentinas.
1https://dgsiaf-repo.mecon.gob.ar/repository/pa/genero-trimestral-informe_2021_4.pdf
3https://ocipex.com/wp-content/uploads/2020/05/INFORME-POL%C3%8DTICO-VF-OCIPEX-2020.pdf
4https://rdu.unc.edu.ar/handle/11086/16062
5https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/mercado_trabajo_eph_1trim22756BA7CC2D.pdf
Referencias
- Informe de la XIV Conferencia Regional sobre la mujeres de América Latina y El Caribe (2020). Link
- La Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género publicó el informe “Protagonistas del crecimiento: las brechas de género en la economía argentina” (2022). Link
- Argentina: Evaluación ex-post del acceso excepcional bajo el Acuerdo Stand-By de 2018-Comunicado de prensa e informe del personal (2021). Link
- Seguimiento del gasto vinculado con políticas de género en el presupuesto nacional (2020). Link
- Seguimiento del gasto vinculado con políticas de género en el presupuesto nacional (2022). Link
- Boletín de estadísticas laborales según sexo (2022). Link
- Mercado de trabajo. Tasas e indicadores socioeconómicos (EPH). Link
- Informe de COYUNTURA INTERNACIONAL. Aportes a la política exterior en el marco de la crisis mundial (2020). Link
- Lucía Cavallero, “Son las mujeres las que se endeudan y por su rol de sostenedoras de las economías en las crisis” (2022). Link