Dossier 2023Malvinas, Antártida, Atlántico Sur y Cuenca del Plata

El impacto del conflicto ruso-ucraniano en la Antártida

GT: Malvinas, Antártida, Atlántico Sur y Cuenca del Plata

La carrera por el Polo Logístico Antártico y la diplomacia sino-rusa en el continente

Reunión bilateral de la titular del Comando Sur (SOUTHCOM) Laura Richardson junto al ministro de Defensa Jorge Taiana en la Argentina – 26/04/2022 (Fuente: argentina.gob.ar)

Entre 2014 y 2015, Argentina firmó numerosos acuerdos de asociación estratégica con la Federación de Rusia y la República Popular de China que desembocaron, entre otras cosas, en el reconocimiento explícito de la soberanía argentina en las Islas Malvinas y en el Atlántico Sur. Esto resulta un hito de la diplomacia nacional si tomamos en cuenta las posiciones tendientes a la neutralidad al momento del Conflicto del Atlántico Sur de 1982 y, a su vez, el peso que ambas potencias tienen en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Este reconocimiento de soberanía se tradujo en un mayor interés por parte de Rusia y China no sólo en el Atlántico Sur propiamente dicho, sino también como la vía de entrada hacia el continente antártico.

En este sentido estamos viviendo una carrera entre las ciudades que podrían posicionarse como el principal proveedor de servicios logísticos para la realización de expediciones científicas en la Antártida entre Punta Arenas (Chile), el eje fueguino Ushuaia – Río Grande (Argentina) y Puerto Argentino en las Islas Malvinas bajo el control colonial por parte del Reino Unido. En esta carrera austral, el factor del financiamiento de dichos proyectos cayó como parte de las disputas de las principales potencias. 

Por ejemplo, en abril de 2021 Estados Unidos envió a la Argentina al titular del Comando Sur (SOUTHCOM por sus siglas en inglés)  (Craig Faller), quien manifestó su preocupación por la participación de capitales provenientes de la República Popular de China en las inversiones y el financiamiento del Polo Logístico en Ushuaia. Varios trascendidos periodísticos aludieron a que Estados Unidos no se opondría a la construcción del Polo Logístico en Tierra del Fuego, pero dicho proyecto tendría que realizarse únicamente con capitales nacionales, sin participación del gigante asiático. Casi como una respuesta en simultáneo, en ese mismo año se anunció desde Malvinas que una empresa británica estaría interesada en la construcción de un puerto de aguas profundas, no sólo para facilitar el ingreso de buques turísticos, sino también para asistir a las expediciones científicas antárticas que provengan del Reino Unido o de otros países.

El conflicto ruso-ucraniano de febrero de 2022, sumado a las tensiones generadas producto de la visita en agosto de la presidenta de la Cámara de Representantes norteamericana (Nancy Pelosi) a la Isla de Taiwán, dieron como resultado una mayor preocupación y recelo por parte de Estados Unidos respecto de una posible injerencia de Rusia y China en la región en materia de vínculos estratégicos y diplomáticos a través de las inversiones económicas y de defensa. Esto se reflejó en la Conferencia de Defensa Sudamericana, realizada en septiembre en Ecuador, cuando la actual titular del SOUTHCOM, Laura Richardson, afirmó que “China está jugando al Ajedrez mientras que Rusia juega a las Damas” en la región y que su presencia en el continente significa una amenaza a la seguridad nacional de los Estados Unidos.

Estas afirmaciones podrían tensionar en el futuro las inversiones sino-rusas en materia de infraestructura argentina en la isla de Tierra del Fuego que faciliten la proyección argentina hacia el Atlántico Sur y la Antártida. Sin embargo, este escenario, que podría haber sido beneficioso para la posición colonial del Reino Unido en Malvinas, se vio frustrado a partir del anuncio en octubre de la suspensión de la construcción del puerto de aguas profundas en Puerto Argentino, donde no sólo se encontraron con dificultades materiales en el tipo de suelo malvinense, sino también con elevados costos por un fuerte encarecimiento a causa del conflicto ruso-ucraniano, oxigenando las posibilidades de construcción del proyecto fueguino.

El impacto de la guerra dentro del Sistema del Tratado Antártico

El conflicto ruso-ucraniano también tuvo implicancias en la Antártida al interior de las denominadas Reuniones Consultivas del Tratado Antártico (RCTA), instancia donde anualmente se toman las decisiones que atañen al continente blanco. En términos generales, estas reuniones no suelen ser permeables a la política internacional y se mantienen dentro de los límites de la agenda antártica propiamente dicha. Sin embargo, en la apertura de la 44° Reunión Consultiva llevada a cabo en Alemania, se introdujo el tema. Dos secretarias de Estado de Alemania señalaron el apartamiento de Rusia del Derecho Internacional al atacar Ucrania, enfatizando que resultaba incompatible con el espíritu del Tratado Antártico y llamando al cese de las hostilidades, lo que fue apoyado por otros representantes de las Partes Consultivas (son los países con mayor interés en la Antártida que tienen voz y voto en dichas reuniones) quienes, a vez, señalaron las dificultades que enfrentaba el programa antártico ucraniano y ofrecieron su apoyo en cuestiones logísticas. 

En este sentido, el representante ucraniano hizo lo propio explicando los efectos que el conflicto supuso para el desarrollo normal de su programa. Por su parte, Rusia ejerció su derecho a réplica, indicando su representante que las afirmaciones vertidas resultaban falsas y que eran una amenaza para el espíritu de cooperación del Sistema del Tratado Antártico. China fue el único país que sugirió que las RCTA no eran la instancia apropiada para debatir asuntos geopolíticos y que no debían ser politizados, resaltando la necesidad de buscar una solución pacífica al conflicto. 

Por otro lado, la guerra también se revitalizó en el ámbito de la Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA), donde en ocasión de la 41° Reunión de la Comisión de la CCRVMA Rusia volvió a vetar la adopción de medidas de conservación para la pesca de merluza negra en el área de las islas Georgias del Sur, que corresponde al subárea 48.3 de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), alegando diferencias en los datos científicos obtenidos. Este sector representa un aspecto sensible para los intereses de Argentina, ya que forma parte de la disputa que tiene con el Reino Unido en materia de soberanía en el Atlántico Sur, dado que el área de las Georgias y Sandwich del Sur es alcanzada por el ámbito de aplicación espacial de la CCRVMA. Desde entonces, el Reino Unido ha adoptado unilateralmente medidas de conservación y otorgado licencias de pesca, lo cual ha ocasionado la protesta formal de la Argentina, ya que no se ajustan a lo establecido por la CCRVMA y a las Resoluciones de la ONU. 

Conclusiones

En este mes de febrero se cumplió un año del conflicto entre Rusia y Ucrania, hecho que además de cobrarse muchas vidas humanas ha tenido un significativo impacto global en materia económica, financiera y comercial así como realineamientos geopolíticos y de alianzas diplomáticas. 

A pesar de las distancias del teatro de operaciones europeo (más de 14.500 km), su impacto alcanza a  dos áreas sensibles para nuestra soberanía nacional: Malvinas y el Atlántico Sur y la Antártida Argentina. 

La proyección argentina hacia el Atlántico Sur y la Antártida requiere de una fuerte inversión en materia de infraestructura logística y de defensa, la cual debe llevarse a cabo prescindiendo de las potencias occidentales, producto de la vigencia del embargo británico impuesto desde la guerra de 1982. En este sentido, y ante las dificultades presupuestarias, la Argentina se vio obligada a acudir a países nucleados en el BRICS como una alternativa hacia un mejor posicionamiento en su territorio austral. 

Sin embargo, las tensiones entre los países de la OTAN (principalmente Estados Unidos y el Reino Unido) con Rusia y China, presentan a la Argentina un escenario complejo donde tiene que proteger sus intereses nacionales frente a un nuevo reordenamiento geopolítico, mientras tiene pendiente de resolución el equilibrio de su macroeconomía ante la necesidad de hacer frente a sus acreencias externas.

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