Efectos Globales y Regionales de la re-emergencia de la República Popular China

La Nueva Era – Entrevista a Gustavo Girado

La República Popular China (RPC) es la nación más disruptiva y novedosa de la escena geopolítica de las últimas décadas. Pero todavía, para el sentido común latinoamericano, muchas de sus características son un enigma. Ocipex entrevistó, en el marco de Agenda 2020, a Gustavo Girado, actual director de la carrera de posgrado sobre “Especialización en Estudios en China Contemporánea”, para intentar desentrañar algunos de los elementos que componen la actualidad del gigante asiático; entre ellos, el cambio que representó el nombramiento de Xi Jinping, la tensión con Estados Unidos y su relación con la etapa actual del desarrollo económico Chino, y el significado, desde América Latina, de la pregunta “¿Qué queremos hacer con China?”

La nueva era

En 2013 el Partido Comunista Chino (PCC) decidió casi por unanimidad que Xi Jinping reemplazaría a Hu Jintao como presidente de la República Popular de China. De esta manera, adquiría el último cargo que le faltaba para consolidarse en la conducción de la nación, siendo que ya era secretario general del partido y presidente de la Comisión Militar Central. En muchos aspectos, este acontecimiento significó un cambio hacia un rol geopolítico más activo del país.  

E: Deng Xiaoping inició en el 78/79, una línea de relacionamiento con el globo que llamó Tao guang yang hui (韬光养晦), en línea con la “reforma y apertura” que la RPC inició en ese momento. Deng, bajo ese lema, llamaba a bajar el perfil de la confrontación con las potencias globales, esperando un momento más propicio para tener un rol confrontativo y activo como el caracterizó al histórico líder Mao Zedong. ¿Consideras que la conducción de Xi Jinping implica una ruptura con esta línea propuesta de relaciones internacionales?

GG: La política de Xi Jinping desde el 2012/13 es de un fuerte aggiornamento hacia el Maoismo, que había sido de alguna manera abandonado en sus líneas directrices por las políticas que Deng Xiaoping impulsó a apartir del 78’. Hay una suerte de “reverdecer” del ideal maoísta, hay un impulso al personalismo de Xi, que con Deng se había apagado bastante, porque no solo había reformado la constitución para limitar los mandatos, sino que había corrido del escenario esta cuestión del personalismo.

Muchas de esas cosas iniciadas por Deng no han cambiado, porque la inversión extranjera directa explica en gran parte el éxito económica de China de los últimos 40 años, pero hay aspectos que tienen que ver justamente con el rescate del ideario de Mao y el desplazamiento de muchas directrices que habían sido subrayadas por Deng, que reaparecen con Xi.  No sólo asume una responsabilidad, sino que hay una imposibilidad de poder quedarse guardado.  Aparece el nuevamente el PCC, que se habia corrido mucho de la escena local, como una fuerza vinculante con el futuro proyecto como estandarte . Recién ahora China es un actor global, ejerciendo el rol que todos sus 14 vecinos le exigen y lo tiene que hacer con mucha responsabilidad, porque tiene un proyecto. Ahora China participa, opina, es la voz cantante de muchas economías en desarrollo como Argentina, que depositan en China gran parte de su voz para que no sea lacerada permanentemente por el hemisferio norte occidental en los espacios multilaterales.

Resumiendo, sí creo que Deng ha sido corrido porque las internas han sido abatidas a partir del proyecto de Xi Jinping, que ha corrido a cualquier cantidad de enemigos del poder político del politburó, y el proyecto ha trascendido las fronteras chinas por primera vez en toda la historia desde que es una República Popular. Ya tienen bases en el extranjero, cosa que no habia sucedido hasta ahora, como las de Djibouti y en el cuerno africano. Y es justamente por eso que Xi requiere otros gestos, otros actos y otro respaldo político, encuentra en Mao una respuesta mucho más acorde a los tiempos que corren que sostenerse en Deng, que abrazaba sin ningún empacho al ideario capitalista, porque era muy necesario ser apoyado por EE. UU. para contrarrestar el poder de la URRS.  

E: Uno de los efectos más visibles del protagonismo que adquirió la RPC en las discusiones globales fueron las tensiones comerciales que surgieron con Estados Unidos. Un hecho que tiene mucha relación con la etapa actual de desarrollo económico, la reiterada mención por los funcionarios chinos a la cuarta revolución industrial, y el grado de transferencia tecnológica adquirida por la RPC en las últimas décadas de crecimiento.

GG: Convertir el crecimiento de China en desarrollo ha sido la voluntad de toda una sociedad encolumnada en un proyecto político muy importante, que no tiene antecedentes. Teniendo en cuenta eso, porque hay que darle un poco de sustrato a todo esto, también hubo una decisión muy firme de China en dejar de ser dependiente de occidente.

Hace muy poco leía una publicación norteamericana que se preguntaba cómo se sentirían los norteamericanos si barcos chinos atravesasen el Rio Mississippi todos los días durante un siglo. La explicación viene a cuento, porque desde 1854 hasta 1949 la bandera norteamericana transitó el rio amarillo durante 95 años, y la población China que vivía a la vera del Rio Amarillo se levantaba en la mañana y veía los barcos pasar hacia un lado durante la mañana y regresar a la noche a sus puertos de origen. Lo que hicieron fue controlar los intereses de los europeos y norteamericanos durante 95 años. Si eso no es dependencia, ¿qué es dependencia?

Gran parte del proyecto político del Politburó consiste en dejar de ser dependencia. De allí vienen las políticas en las cuales se encolumnó toda la ciencia y tecnología, a través de las políticas del ministerio de producción y la industria, que le permitieron al Estado chino generar empresas que se convirtieron en estandartes nacionales, sobre las cuales se encolumnan todas las Pymes, también nacionales, que le sirven de proveedores. Esas empresas locales han ido generando su propio conocimiento, y lo han conseguido porque el politburó ha obligado, a quien quiera hacerse del mercado chino, a que abra su paquete de conocimiento.

E: ¿Qué relación tiene esa acumulación de conocimiento con las recientes tensiones con Estados Unidos, llamadas en los medios de comunicación “Guerra comercial”?

GG: Desde 2017 escuchamos en la administración Trump que se trata de un robo de propiedad intelectual; pero en los libros que yo he estudiado se llama transferencia tecnológica. Las empresas transnacionales de occidente han tenido que abrir su paquete de conocimiento a cambio del mercado chino, y eso ha llevado al actual grado de desarrollo de empresas como ZTE, Huawei Alibaba, y muchos otros “unicornios” muy populares ahora.

Lo que ha llevado históricamente a EE. UU. a ser lo que es, son esos grandes saltos tecnológicos que pega entre el aparato militar-industrial y los capitales privados en función de los intereses comunes. Cuando China hace exactamente lo mismo que hizo EE. UU. en la época de Roosevelt, vincular los intereses educativos, tecnológicos, políticos y militares en función de un proyecto, es que China consigue el lugar que había tenido EEUU con anterioridad. En términos capitalistas, de relaciones sociales de producción capitalista, no hay caminos muy originales. Si hubo robo, es lo que hizo antes EE. UU. con GB, lo que hizo GB con los japoneses, lo que hicieron los italianos al copiar, es lo que han hecho muchas otras economías y esto es el ABC de cualquier experiencia de desarrollo capitalista.

China actualmente sigue siendo una economía en vías de desarrollo, y produce productos de mano de obra intensiva de baja calificación. Pero en forma simultánea está compitiendo el segmento de alta tecnología con las empresas de tecnología más importantes del mundo. Básicamente con todas las que provienen de Silicon Valley en EE. UU., y las tecnológicas más importantes de Europa, como Vodafone, Nokia, Ericsson, Siemens, etc. Da lugar a una suerte de momentum muy particular. Por primera vez en la historia, el hegemon clásico, después de la disolución de la Unión Soviética, ve disputada su hegemonía en muchos segmentos donde se cuecen las habas. Con la particularidad de que en este caso hay una economía que viene con todo el Estado detrás como estandarte.

De allí que todas las políticas norteamericanas desde el 2018 en adelante han sido para afectar los intereses del escalamiento tecnológico chino. En todos aquellos sectores donde China progresa, EE. UU. pone piedras en el camino. Es la famosa trampa de Tucídides del hegemon que se ve desafiado por la economía en vías de desarrollo que está ascendiendo: en términos económicos es inevitable, en términos políticos no se puede contrarrestar; puede terminar con sangre o con otro tipo de vínculo y eso es lo que está por verse.

Perspectiva regional

Las relaciones entre la RPC y América Latina y el Caribe son cada vez mayores cuantitativamente, y estratégicas en términos cualitativos. En números, entre 2000 y 2019, la inversión extranjera directa regional fue de más de 134 mil millones de dólares y generó alrededor de 380 mil empleos[1]. En lo cualitativo, cada vez más países avanzan en la formalización o profundización de las alianzas estratégicas[2]. Sólo por deslizar algunos indicadores. Sin embargo, Girado tiene sus reparos acerca de la profundidad de las discusiones y las estrategias regionales.

GG: Yo soy bastante crítico de la posición latinoamericana frente a la relación con China, me causa hasta una ligera sonrisa, y lo digo con mucho respeto, cada vez que se habla de la profundización de la dependencia en productos primarios de parte de Latinoamérica con respecto de China; un hecho que China no está tratando de evitar, pero que tampoco se está haciendo demasiado para que cambie, por ahí pasa gran parte de la historia.

A China en términos políticos le cuesta mucho lidiar con voces tan multicolores como tenemos acá en Latinoamérica, más bien tienen el ojo puesto sobre una unidad; sobre este ejercicio subcontinental de proveer materia prima agroalimenticia y energética. Cuando China se convierte durante la primera parte del siglo XXI, en la gran aspiradora de commodities, tiene un feroz impacto en las balanzas comerciales. Dado que desde el 2002 China exporta capitales, tiene en agenda aquellas cosas de las que Sudamérica carece con amplitud, que son: tecnología, proyectos y capitales. Esas tres cosas son las que china trae a la mesa y hasta donde yo sé, en las 2 reuniones que hubo de CELAC-China (la primera en Beijín y la segunda en Santiago de Chile), la agenda fue la que estableció la República Popular China. No hubo ningún tipo de contraprestación en el momento de discutir la papelería por parte de los representantes latinoamericanos. Me consta que los chinos propusieron en la reunión de Santiago de Chile, así como vino el papel, se fue firmado, ni un punto o coma de diferencia. Estaba redactado previamente.

Creo que, al interior del barrio, esto no se ha discutido ¿Qué queremos hacer con China? no parece ser un tema de debate prioritario para los regímenes políticos latinoamericanos. Yo estuve en la Republica Popular a fines del año pasado, antes de que salte la epidemia, afortunadamente, y me preguntaron mi mirada sobre la política latinoamericana. En China, la persona encargada de las relaciones latinoamericanas está hace 40 años y tiene 40 años como funcionario del politburó. Ha visto pasar comitivas que les dicen ” a partir de ahora las relaciones entre China y mi país serán distintas…”, cada uno con un criterio fundante. Entonces se preguntan “El presidente anterior que vino hace 3 años me dijo lo mismo, ¿qué hago con todo lo que firmé?”. No solo no tenes expresiones subcontinentales, sino tampoco las tenes a nivel regional, porque la Alianza del Pacífico se debilita con Trump y porque el MERCOSUR revienta a pedazos, son puras escamas que van al calor de los movimientos políticos de los partidos que están gobernando. Frente a esa instancia política, China necesita un solo interlocutor, por eso crea la CELAC.

Entonces, ¿Qué queremos hacer con China? Aquí no se ha discutido. Imaginate qué ve China frente a esto. Tenemos todo lo que China requiere y pretende. Ahora, ¿qué te importa a vos de China? no lo discutiste, no lo hablaste. Hay que tener un menú equitativo con los pares del MERCOSUR, para poder llevar una agenda común, para poder generar de China financiamiento, infraestructura, proyectos; poder descalzarnos del interés del hemisferio norte, poder quitarnos de la agenda norteamericana de los organismos multilaterales; podemos tener más fuerza espalda contra espalda en el G-20, puede hablar alguien por nosotros en el 77+China, en la OMS. Es decir, la agenda es tremendamente rica, el menú es impresionantemente denso y, desafortunadamente, por lo menos hasta la asunción del presidente Fernández, esto tenía un norte muy pero muy confuso.

E: ¿Podemos ilustrar las implicancias de una reflexión integral del qué hacer con China en una caso específico como el de la situación del litio en la región y el interés chino en su extracción en el norte argentino?

GG: No hay ningún misterio, así como hay capitales alemanes en Bolivia, hay capitales chinos en Argentina. Hay un interés concreto pero esta respuesta vale para cualquier otro recurso natural que Argentina tenga para explotar. El país es el dueño de la legislación, de las reglamentaciones. Las provincias son las dueñas de los derechos para cobrar regalías. Con eso haces lo que deseas hacer políticamente. Ya se conoce perfectamente cuales son los requerimientos que tiene el capital transnacional. Durante décadas vos permitiste que los capitales transnacionales del hemisferio norte o de occidente, viniesen a aprovecharse de tus recursos. Llamaste a petroleras mexicana, europeas; lo hiciste con todos los minerales y recursos. Ahora parece novedoso el hecho que los chinos demuestren un interés sobre el litio. Necesitan el litio, hay en abundancia en el norte de Chile, sur de Perú, Bolivia y Argentina. Me parece totalmente natural que vayan a África y Latinoamérica a tratar de participar con sus capitales.

El tema es el siguiente: ¿Vos los obligaste a hacer joint venture con tus capitales para explotar? ¿Vos los obligaste a hacer transferencia tecnológica para poder desarrollar baterías de litio en Argentina? ¿Vos hiciste legislación? Hay una enorme posibilidad que Argentina no debería desperdiciar. Esta explicación la estamos dando para el caso del litio ¿Para cuántas cosas no lo hemos hecho?  Estoy hablando del observatorio de espacio celeste de Neuquén, de la explotación off shore en el mar argentino; todo lo que se puede hacer con el CONICET, con el INTA, el INTI, es impresionante. Y ellos quieren cooperar.

Una anécdota para completar esto: Yo trabajé 4 años en lo que era la Secretaría de Agricultura, que ahora es Ministerio, en los temas de Asia, y con un subsecretario atendíamos a las delegaciones que venían. En el año 2004 o 2005 viene una delegación de la RPC. Estábamos teniendo una reunión poco auspiciosa, poco prospera en términos bilaterales, y hubo algo que dijeron que no me voy a olvidar. Casi al final, como despidiéndose, avisaron que iban firmar el protocolo de semen bovino y caprino, pero que en 10 años ya no iban a precisar más carne nuestra, ni leche. Que en 10 años ya lo iban a hacer con nuestra genética.  Avisaban que no iban volver a comprar porque no querían ser dependientes de la producción argentina de ese producto. Hubo que hacer un joint venture con una empresa China, a través del cual Argentina, que tenía el conocimiento, entregó el 70% de la propiedad de ese capital, y hubo que formar a 100 ingenieros chinos durante 2 años aquí en Argentina.

En resumen, las oportunidades son múltiples, pero claramente el Win-Win tiene un hegemón que está jugando y que te ofrece ir a hacerlo el 80%-20% a tu favor. La forma en que se negocian los acuerdos, como puede ser para el caso del litio, es una decisión política.


[1] Resulta pertinente detallar una tendencia a la baja en el monto de millones de dólares desde el año 2017 que se profundizó en 2019 y profundice aún más el año corriente por efectos del Covid-19. (Dussel Peters, 2020)

[2] https://www.pagina12.com.ar/267216-avanza-la-asociacion-estrategica-con-china

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