Por Emanuel Bouza
Deuda pública, actividad industrial, desempleo, salario real, seguridad alimentaria. La evolución de estos indicadores en la Argentina ha sido motivo de análisis, sorpresa y, ante todo, preocupación generalizada desde hace largo tiempo. Ante todo porque, en tres de los cuatro años de gestión macrista, esas variables se pintaron de rojo y alcanzaron registros negativos sin precedentes en la última década, e incluso más atrás en la historia.
Desde OCIPEx hemos señalado, a través de diversos informes, que la ponderación del retroceso socioeconómico experimentado por nuestro país no puede prescindir de la clave comparada, tanto a nivel regional como global. ¿Por qué motivo? Entre otras cosas, porque no es lo mismo acompañar una tendencia recesiva mundial y ser uno más entre varios países afectados, que aparecer sistemáticamente en los primeros lugares de los ránking latinoamericanos y mundiales de endeudamiento, inseguridad alimentaria, desocupación y disminución de la producción manufacturera. El siguiente artículo presenta datos de informes producidos por organismos de Naciones Unidas como la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas (DESA), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), y permite comprobar que la Argentina hoy está lejos de integrar el pelotón de Estados que presentan, al menos, cifras “promedio”, y en cambio se ubica en el podio de los países con peor desempeño en América Latina y en el mundo.
ONUDI: primeros en caída de la actividad industrial en el mundo
Según el último Reporte de Producción Manufacturera Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), publicado el 7 de junio pasado(1) entre el primer trimestre de 2018 y el primer trimestre de 2019, 26 países de un total de 77 mostraron un saldo negativo en su producción industrial. De esos 26, Argentina registróla mayorcaída interanual, que se desplomó nada menos que un 10,8 por ciento. La acompañan en ese ranking Turquía (-5,2%), Nicaragua (-4,9%), Pakistán (-4,6%) y Malta (-3,6%)[2].
A pesar de la profundización de las tensiones comerciales, el documento de la ONUDI indica que el crecimiento interanual de la actividad manufacturera mundial creció un 2,5 por ciento en el último año. La producción de China se mantuvo estable ligeramente por encima de 7,3 por ciento, mientras que en Estados Unidos el aumento observado fue del 1,9 por ciento.
El Reporte señala que el desempeño industrial agregado de países en desarrollo y emergentes anotó una suba del 0,8 por ciento. En la India, por ejemplo, la producción manufacturera creció un 1,2 por ciento. En Indonesia lo hizo al 5,1 por ciento y en Vietnam al 4,1. Sudáfrica, el país más industrializado del continente africano, reportó un crecimiento del 0,5 por ciento, mientras que Costa de Marfil y Marruecos tuvieron registros positivos del 6,3 y el 3,1 por ciento respectivamente.
La actividad industrial en América Latina, por su parte, describió una caída interanual del 1.2 por ciento. El organismo de Naciones Unidas atribuye esta cifra fundamentalmente a “la continua recesión de Argentina (-10,8%) y a la disminución de la producción manufacturera de Brasil (-1,5%)”. Por el contrario, tanto México como Colombia, Chile y Perú tuvieron crecimiento positivo, con tasas positivas del 0,5 por ciento, 2,6 por ciento, 1,2 por ciento y 0,3 por ciento, respectivamente.
DESA: terceros en aumento de la desocupación entre 2015 y 2018
En un escenario global en el que, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el desempleo tiende a la baja (aunque esto último no tenga como correlato una mejora en la calidad de trabajo), la Argentina tiene el triste privilegio de estar en los primeros puestos del ránking de naciones que van a contramano de esa progresión. En efecto, nuestro país es el tercero en el que más aumentó la tasa de desocupación en el período 2015-2018 a nivel mundial. Este dato surge de un análisis del anexo estadístico del informe “Situación y perspectivas de la economía mundial en 2019” de Naciones Unidas (3).
Según revela el estudio de la ONU, coordinado por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas (DESA) y del cual participaron técnicos de las distintas Comisiones Económicas Regionales -como la CEPAL- y la UNCTAD, la tasa de desempleo promedio en países desarrollados se redujo del 8,7 por ciento en 2010 (postcrisis financiera) al 5,4 por ciento en 2018. En varias economías grandes, inclusive, el nivel de desocupación actual es el más bajo en décadas. Tal es el caso de Alemania, Japón y Estados Unidos. Sin embargo, una de las conclusiones del trabajo sostiene que “a nivel mundial, la caída del desempleo en las economías desarrolladas se ha visto compensada en gran medida por el aumento del desempleo en varios países de ingresos medianos altos, como Argentina, Brasil y Sudáfrica, que se han visto profundamente afectados por crisis políticas y económicas continuas”.
Tabla 1. Tasa de desempleo 2015-2018. Variación (en puntos porcentuales)
FAO: seis millones de personas más en situación de inseguridad alimentaria
El informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2019” (4), elaborado en forma conjunta por FAO, FIDA, UNICEF, PMA y OMS, señala que el número de personas que padecen inseguridad alimentaria moderada o grave en nuestro país pasó de 8,3 millones en el período 2014-2016 a 14,2 millones entre los años 2016 y 2018. Esto representa un aumento nada menos que del 71% en la cantidad de individuos con falta de acceso continuado a los alimentos, uno de los incrementos más altos registrados a nivel mundial junto con Venezuela, Níger, Tayikistán, Afganistán, Egipto, Sierra Leona y Botswana.
Las estimaciones presentadas en la edición 2019 de este estudio se basan en una combinación de datos: los recopilados por la FAO en más de 140 países empleando un modelo de encuestas basado en una escala de experiencia de inseguridad alimentaria (FIES por sus siglas en inglés) y los recopilados por instituciones nacionales en una serie de países de las Américas, África y Asia utilizando la FIES u otros cuestionarios similares de seguridad alimentaria basados en la experiencia.
La FAO indica que en América Latina y el Caribe, “las tasas de subalimentación han aumentado en los últimos años, en gran parte como consecuencia de la situación en América del Sur, donde el porcentaje de personas con hambre aumentó del 4,6% en 2013 al 5,5% en 2018”. Ese aumento, según el organismo con sede en Roma, se corresponde principalmente con la desaceleración económica experimentada por varios países de la región, especialmente la República Bolivariana de Venezuela, donde la prevalencia de la subalimentación asciende actualmente al 21,2% de la población.
Si bien la subalimentación (proporción de la población que no cumple con los requerimientos energéticos diarios mínimos para llevar una vida saludable y activa), es el indicador tradicional que la FAO utiliza para hacer un seguimiento del hambre en el mundo, en el informe de este año se introduce un segundo elemento: la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave. Dicho indicador fue elaborado para complementar la información proporcionada por la prevalencia de la subalimentación y ofrecer una perspectiva más amplia sobre la dimensión de la seguridad alimentaria relativa al acceso a los alimentos.
Como explica el informe, “las personas que experimentan una inseguridad alimentaria moderada afrontan incertidumbres sobre su capacidad para obtener alimentos y se han visto obligadas a reducir, en ocasiones durante el año, la calidad o la cantidad de alimentos que consumen debido a la falta de dinero u otros recursos”. Esta hace referencia, por tanto, a una falta de acceso continuado a los alimentos, lo cual disminuye la calidad de la dieta, altera los hábitos alimentarios normales y puede tener consecuencias negativas para la nutrición, la salud y el bienestar. Las personas que afrontan una inseguridad alimentaria grave, por su parte, presentan una alta probabilidad de haberse quedado sin alimentos, haber experimentado hambre y, en las situaciones más extremas, haber pasado varios días sin comer, lo cual pone su salud y bienestar en grave riesgo.
El análisis del anexo estadístico provisto por la FAO arroja que el aumento en la prevalencia y el número de personas que padecen inseguridad alimentaria en la Argentina se encuentra entre los más altos a nivel mundial.
Tabla 2. Inseguridad alimentaria moderada o grave. Variación
CEPAL: primeros en endeudamiento y caída del salario real
Según el informe “Flujos de Capital hacia América Latina y el Caribe. Evaluación del año 2018” (5), publicado el pasado 11 de febrero por la CEPAL, fueron once los países de la región que colocaron deuda en los mercados internacionales de capitales en 2018: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, República Dominicana, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay. De esos once, los tres principales emisores soberanos fueron Argentina, México y Chile. De esos tres, nuestro país lideró el ránking de deuda por amplio margen. Para tal hazaña necesitó apenas de una colocación simultánea de tres bonos (2023, 2028 y 2048) en el mes de enero. Un par de meses después, en marzo, bancos y fondos de inversión cerraron el grifo de dólares para la compra de bonos y títulos argentinos. Pese a esta pérdida de acceso a los mercados capitales, en la actualidad la Argentina es el país con mayor nivel de endeudamiento público bruto de la región (88,5% del PIB), seguido por el Brasil (78,7% del PIB) y Costa Rica (52,9% del PIB).
Tabla 3: Emisión soberana de deuda en dólares en América Latina. Año 2018
Si bien en el 2018 la mayor parte de la emisión de deuda en América Latina se hizo en dólares (77%), también se realizaron colocaciones en moneda local, incluyendo pesos de República Dominicana, México, Argentina y Colombia, así como soles peruanos y reales brasileños (9%); Yenes japoneses (1.6%); Francos suizos (1,4%); Yuanes chinos (0.34%), dólares australianos (0.28%); y dólares de Hong Kong (0.08%).
Entre los emisores de deuda en moneda local, Perú se ubicó en primer lugar gracias la colocación de un bono denominado soles a fines de noviembre, por un total de 3,1 mil millones de dólares. Y aquí viene el dato interesante. En segundo lugar no aparece un país o una multinacional, sino la Provincia de Buenos Aires. El distrito gobernado por María Eugenia Vidal realizó la segunda emisión más grande en moneda local en la región: un bono global-local a 2025 por un total de 1,5 mil millones de dólares. La tercera posición fue para la empresa brasileña Celse – Centrais Elétricas de Sergipe, que emitió un bono a 2032 en moneda local por casi 1.000 millones de dólares. La cuarta y quinta emisión más grandes en moneda local correspondieron a Chile, que emitió un bono en pesos por un valor de US$ 939 millones; y a la República Dominicana, que en febrero colocó un bono en pesos locales por un monto de US$ 818 millones.
Finalmente, el “Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2019” (6) elaborado por el organismo con sede en Santiago de Chile, describe como, en los primeros tres meses de este año, la caída del salario real en la Argentina fue superior al 10%, siendo el único país en registrar un descenso de esta magnitud, en un grupo que contiene a Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, México, Nicaragua, Panamá, Perú y Uruguay. La CEPAL señala, a su vez, que a este fenómeno regresivo se suman la caída del empleo registrado, el aumento del subempleo, el incremento de la informalidad laboral y la expansión del cuentapropismo.
Algunas preguntas para el final
Tras presentar esta radiografía trazada por agencias especializadas de Naciones Unidas sobre lo ocurrido a lo largo de los últimos cuatro años en la Argentina, surgen algunos interrogantes que nos permitimos plantear a continuación:
¿Cuánto terreno se ha perdido a nivel global tras este período de endeudamiento exponencial, caída de la producción y el salario y aumento de la desocupación?
¿Cuántos casilleros se han retrocedido en un contexto global caracterizado por una lenta pero sostenida recuperación económica luego de la crisis de 2008?
¿Cómo se pudo pasar de la promesa de una “inserción inteligente en el mundo” a terminar como el país número uno en caída de la actividad industrial a nivel global, tercero en aumento de desempleo, primero en relación deuda/PBI en América Latina y entre los que registran el mayor incremento de la inseguridad alimentaria en todo el mundo?
Referencias
[1]https://www.unido.org/sites/default/files/files/2019-06/World_manufacturing_production_2019_q1.pdf
[2] Datos disponibles en https://stat.unido.org/
[3]https://www.un.org/development/desa/dpad/wp-content/uploads/sites/45/WESP2019_BOOK-web.pdf
[4]http://www.fao.org/3/ca5162es/ca5162es.pdf
[5]https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/44460/1/S1900092_en.pdf
[6]https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/44674/20/S1900414_es.pdf