Aportes para la producción pública de medicamentos en Argentina
El sector farmacéutico es indisociable del capitalismo financiero y, además, es uno de sus estandartes paradigmáticos. Desde principios de los años ochenta, cuando el eje Reagan-Thatcher impulsa la torsión neoconservadora, un reducido grupo de multinacionales farmacéuticas comienza a expandirse, centralizar y concentrar segmentos crecientes del mercado, apropiándose no sólo de rentas exorbitantes a nivel global, sino también controlando los accesos al conocimiento –producido mayormente con fondos públicos– mediante estrategias férreas de apropiación y protección. En el ecosistema global que hizo posible y que sostiene esta deformación, los organismos de gobernanza global son otro actor estratégico para las grandes corporaciones y los estados centrales donde tienen sus casas matrices: en el sector salud y farmacéutico son decisivas la Organización Mundial de Comercio (OMC) y la Organización Mundial de la Salud. El primero consolida las “reglas de juego” que naturalizan las barreras de entrada al mercado, con capacidad de sancionar a aquellos que se aparten de los marcos jurídicos. El segundo no legisla en materia de comercio internacional, pero aconseja orientaciones de política sanitaria que suelen no cuestionar la “lógica” de los jugadores oligopólicos.
Con esta cita de Diego Hurtado, desde el OCIPEx, Agustina Sanchez Beck y Federico Sciorra Mei presentan este informe especial donde elaboran la propuesta de este espacio para la producción pública de medicamentos en Argentina.