Efectos Globales y Regionales de la re-emergencia de la República Popular ChinaInformes

Los vínculos entre las provincias de Sichuan y Buenos Aires: Practicas efectivas, complementariedades productivas y diplomacia multinivel

Luego de la decisión del Partido Comunista de China en 1978 de transformar la estructura social y productiva, y tras haber conseguido un desarrollo económico considerable, las interacciones entre China y el resto de los países se hicieron cada vez más intensas y, cada una de ellas, más preponderantes. Así, decisiones que se toman en el ámbito nacional dentro del gigante asiático tienen un impacto inmediato, a veces por canales directos y en otras indirectos, en el resto del concierto internacional. En la tercera sesión de la novena Asamblea Popular Nacional, celebrada en 2000, China planteó la estrategia de globalización que es comúnmente conocida como “go out” o “going global”. Esto se tradujo rápidamente en la admisión de China en la OMC en 2001 y, con ello, en un exponencial crecimiento de su participación en el comercio internacional.

De hecho, China es, actualmente, primer productor de manufacturas (United Nations Statistics Division, Dec 2020), primer exportador y segundo importador del planeta siendo además el país con balanza comercial positiva más abultada tras superar a Alemania en el año 2014 (UN Trade Data, 2020). Esta posición de privilegio es consecuencia directa de la combinación entre políticas públicas consistentes y planificadas, junto a un mercado pujante que llevaron a la República Popular China a integrarse totalmente y ser parte fundamental del sistema mundial de producción.

En los últimos años, bajo el liderazgo de Xi Jinping, el modelo económico chino ha mostrado una evolución que destaca el rol de la economía privada, del mercado y de la innovación con vistas a impulsar una economía de servicios y una sociedad de consumo consolidada. En otras palabras, la economía china se encuentra todavía en una transición de su estructura hacia una todavía más compleja, más pujante y, con ello, seguramente la centralidad de China como actor global será cada vez mayor.

De todas maneras, es importante destacar que China es un país que se ha ido desarrollando a “dos velocidades”. La región de la costa este ha tecnologizado su producción, y el nivel de vida de las grandes ciudades puede compararse con la de países desarrollados. Sin embargo, hay otras zonas geográficas, generalmente ubicadas hacia el interior del país, que han tenido un desarrollo relativamente más lento en los últimos 40 años.

El sistema chino de coordinación entre sus provincias se basa en dos conceptos: cooperación y competencia. Las provincias compiten a través de la formulación de legislaciones y desarrollos de mercado que posibiliten formar, hacer crecer o radicar en su territorio empresas prósperas. Asimismo, el sistema distributivo permite que las regiones del país que generan más riqueza ayuden a las que menos generan en su desarrollo proveyendo financiamiento e infraestructura (Zhang, 2011).

Internamente, el reciclado de excedentes adentro de China posibilita que la interacción entre las zonas desarrolladas y en desarrollo sea virtuoso. Al mismo tiempo, en términos globales, China experimentó la generación de excedentes muy voluminosos en el último tiempo. De hecho, la economía de la República Popular China ha sido la economía que más excedentes generó en el mundo en las últimas cuatro décadas.

De este modo, los dos conceptos que rigen la coordinación interna dentro de China –cooperación y competencia- tienen la potencialidad de cobrar trascendencia a nivel global. La competencia es inherente al sistema de comercio mundial, todos los países compiten por colocar sus productos, ascender en las cadenas globales de valor y obtener una mejor calidad de vida para su población. “Cooperación” puede ser entendido también como la generación del marco propicio para realizar negocios globales. Si bien la escala china es enorme, no es suficiente, por ejemplo, para la expansión del capital de las grandes empresas de infraestructura.

Para la región latinoamericana, la importancia de China no ha parado de crecer a lo largo del presente siglo. Entre 2000 y 2012, la participación de la región en el comercio exterior de ese país aumentó significativamente, pasando del 2,8% al 6,5% en el caso de las exportaciones, y del 2,5% al 7,5% en el caso de las importaciones. Ya en el año 2019 encontramos que América Latina y el Caribe (ALC) representa el 5,9% de las exportaciones de China y el 8% de las importaciones. Los números absolutos han crecido, más no así la relevancia de América Latina y el Caribe para China. No obstante, en dirección opuesta, la importancia de China como socio comercial de la región fue exponencialmente creciente. (UN Trade Data, 2020)

La estrategia de internacionalización no se circunscribía solamente a lo comercial, sino que también se propiciaba que las empresas chinas incrementaran sus actividades en el extranjero. La estrategia de “globalización” ha promovido el rápido crecimiento de la inversión directa de China en el exterior, que pasó de 2.900 millones de dólares en 2003 a 146.000 millones en 2015. En 2015, China superó a Japón y se convirtió en el segundo mayor inversor extranjero del mundo, y el flujo de inversiones directas en el exterior superó el flujo de inversiones directas en el interior, dando lugar a una exportación neta de capital.

Particularmente con América Latina, y con nuestro país, la relación se intensificó en el presente siglo y, en los últimos años, no solo se ha profundizado, sino que también han surgido nuevos actores relevantes. Así, uno de los elementos que compone la relación bilateral es los vínculos que se desarrollaron entre distintas unidades subnacionales. En ambos países los gobiernos locales tienen un importante margen de acción a la hora de realizar acuerdos y relacionamientos internacionales.

La provincia de Buenos Aires tiene una historia de relacionamientos con distintos niveles subnacionales de China, que data de principios de los noventa e incluye una activa dimensión municipal. Uno de los vínculos más activos, que incluye acuerdos vigentes, es con Sichuan (四川), provincia de más de ochenta millones de habitantes, ubicada en la región oeste del territorio chino, cuyas importaciones en 2018 fueron de casi 40 mil millones de dólares.

En ese sentido es que se propone investigar la mencionada relación subnacional desde una perspectiva de diplomacia multinivel, es decir, considerando la participación de los gobiernos subnacionales en los asuntos exteriores como parte de la evolución del proceso de la política exterior nacional bajo un marco de estructuras y procesos políticos que abarque todos los niveles de actividades desde la integralidad de lo local, pasando por lo nacional hasta lo internacional (Araya, 2020). De esta manera, se propone generar conocimiento que aporte en la posterior formulación de una efectiva política internacional subnacional (Calvento, 2015).

Además, en términos de marco general, esta investigación considera las prácticas de relacionamiento entre unidades subnacionales de China y Argentina como un efecto, por un lado, de la expansión de la economía-mundo capitalista en su conjunto (Wallerstein, 2005), y por otro del ascenso de China desde la década de los ochenta en adelante. En ese sentido, es que se enmarca en el debate teórico conocido como “sistema-mundo”, iniciado por Emmanuel Wallerstein a fines de la década de los setenta, pero atento a las consideraciones y aportes respecto al papel que juega China (Arrighi, 2007), la importancia de hacer mayor hincapié en el estudio del Estado y de formaciones económico-sociales particulares (Osorio, 2015) y algunas de las líneas de reflexiones propuestas por Gandarilla Salgado (2006) en torno a situar el punto de partida epistemológico desde la periferia.

Los objetivos que guían la investigación son tres. Por un lado, describir en profundidad las principales características de la provincia de Sichuan (四川), considerando sus especificidades comerciales, culturales y turísticas, sectores económicos, políticas universitarias, variables políticas, teniendo en cuenta tanto en la dimensión municipal como en la subregional y el lugar que ocupa la provincia respecto a China. Además, hacer un relevamiento de las normativas, experiencias y prácticas de vinculación entre Sichuan y Buenos Aires de los últimos 12 años, a través de entrevistas en profundidad con agentes protagonistas, para identificar el estado real de cada relación bilateral subnacional y recuperar en profundidad la experiencia histórica de agentes que hayan participado en este tipo de gestiones. Por último, identificar prácticas y políticas efectivas, sectores productivos complementarios y políticas para una estrategia de relacionamiento entre Sichuan y Buenos Aires en perspectiva, y recomendar una serie de acciones destinadas tanto al sector público como al sector privado para potenciar los vínculos con Sichuan, desde un paradigma de esfuerzo conjunto y beneficio compartido.

Para realizar los objetivos planteados se organizará la investigación en dos etapas. Una primer instancia, aquí presentada, que es una investigación descriptiva que analiza los principales puntos para tener en cuenta a la hora de evaluar las particularidades, actores y grandes problemas que atraviesan los vínculos entre ambas provincias. Luego, un segundo momento de investigación que aspira a utilizar el financiamiento para acceder a datos que para su acceso necesitan de presupuesto y sumar entrevistas en profundidad a distintos actores que fueron protagonistas de los procesos de relacionamiento.  En ese sentido, este escrito se organiza de la siguiente manera: Primero, describe las particularidades de las políticas de desarrollo regional de China desde 1978 hasta la actualidad y ubica, dentro de ese proceso, a la región que contiene la provincia de Sichuan, para diferenciarla del resto de las regiones y mostrar sus características y oportunidades particulares. Además, realiza una descripción del perfil socio productivo de la provincia china. Y luego, analiza la historia de la vinculación entre Buenos Aires y Sichuan, tomando como eje los acuerdos realizados hasta el momento y una introducción al estudio de complementariedad de ambas provincias en términos productivos.

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