GT: Agroindustria y Desarrollo Rural
Hambre e inseguridad alimentaria en el mundo
El sistema internacional en general, y el sistema agroalimentario en particular vienen enfrentando sucesivas crisis que pusieron en jaque la estabilidad y la calidad de vida de millones alrededor del mundo. En 2021,828 millones de personas padecieron hambre (46 millones de personas más que en 2020 y 150 millones más que en 2019). Alrededor de 2.300 millones de personas (el 29,3% de la población global) sufrieron inseguridad alimentaria1 grave o moderada durante 2021, y 3.100 millones de personas no lograron mantener una dieta saludable2. En nuestra región, la situación es cada vez más grave, ya que el hambre se duplicó desde 2015. Y desde 2021, más de 268 millones de personas (el 40,6% de la población) no se están alimentando correctamente3.
¿A qué se deben las preocupantes cifras sobre hambre e inseguridad alimentaria registradas en el mundo? ¿Cuáles son los desafíos para nuestra región? ¿Qué rol tuvo y tiene el conflicto entre Rusia y Ucrania en esta situación? ¿Qué acciones deberían llevar a cabo los gobiernos nacionales para afrontar dicha crisis?
Desorden global: conflictos geopolíticos y crisis concatenadas
Las cifras mencionadas son el resultado de sucesivas crisis que impactaron de forma directa en las cadenas de valor primarias y manufactureras. En este sentido, la crisis financiera mundial del 2008, las tensiones geopolíticas y geoeconómicas entre Estados Unidos y la República Popular China, la pandemia de Covid-19 y posteriormente el conflicto en Eurasia, redujeron la interdependencia comercial y el crecimiento de los países.
El conflicto entre Ucrania y la Federación de Rusia tuvo diversas consecuencias que profundizaron los efectos de las crisis mencionadas anteriormente, entre ellas, el alza de los precios internacionales de los hidrocarburos como el petróleo y el gas; cereales, fertilizantes y diversos metales, cuestiones que repercutieron en el comercio y la logística internacional, teniendo en cuenta que estos actores poseen una participación determinante en la producción y en el comercio global de dichos bienes.
En materia agropecuaria y agroindustrial, la Federación de Rusia y Ucrania se encuentran entre los productores más importantes de productos y subproductos agrícolas del mundo. En términos generales, previo al comienzo de las hostilidades el 24 de febrero de 2022, Rusia y Ucrania acumulaban una participación promedio del 55% en aceite de girasol, 34% en trigo y 17% en maíz4.
Respecto al sector triguero, la Federación de Rusia se destacó como el segundo mayor exportador en un mercado donde los siete principales exportadores representan el 89% del comercio internacional (2021) con envíos totales de 32,9 millones de toneladas de trigo (en peso del producto), o el equivalente al 24% de los envíos mundiales. Por su parte, Ucrania ocupó el sexto lugar entre los mayores exportadores de trigo, con envíos de 20 millones de toneladas, el equivalente a una participación en el mercado mundial del 10%5.
A su vez, Rusia se desempeña como uno de los principales proveedores de insumos agropecuarios. En 2021, fue el principal exportador mundial de fertilizantes nitrogenados (N), el segundo de fertilizantes potásicos (K) y el tercero de fertilizantes fosfatados (P), macronutrientes esenciales para cualquier actividad agrícola6.
Gráfico N° 1 . Exportaciones mundiales de productos e insumos agropecuarios: participación de Rusia y Ucrania (2021)
Fuente: Elaboración propia sobre la base del Servicio de Investigación del Parlamento Europeo7
Considerando el peso de dichos actores en el mercado agroalimentario global, la guerra provocó que el ciclo inflacionario para el caso de los alimentos sea aún más agudo que en los períodos 2007-08 y 2010-11, cuando se atravesaron crisis alimentarias en diversas regiones del mundo. En este sentido, cabe destacar que el índice de precios de los alimentos elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) subió 64 puntos entre junio de 2020 y marzo de 2022, alcanzando un máximo histórico de 156,3 puntos en febrero, con el reinicio de la escalada bélica8.
Gráfico N°2. Índice de precios de los alimentos de la FAO, variación mensual real, enero de 1990 a octubre de 2022
Fuente: Elaboración propia sobre la base de Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Índice de precios de los alimentos de la FAO http://www.fao.org/worldfoodsituation/foodpricesindex/es/.
Si bien dicho índice, que evalúa el comportamiento de los precios de los cereales, los aceites vegetales, los productos lácteos, las carnes y el azúcar descendió 23,3 puntos entre marzo y octubre de 2022, sigue manteniendo niveles más elevados que en décadas pasadas9.
Por el momento, la producción agroalimentaria a nivel global sigue dando respuestas a la creciente demanda, sin embargo, el incremento de los precios como consecuencia del aumento del valor en los insumos agrícolas, el transporte y las restricciones logísticas continúan generando obstáculos en el acceso a los alimentos.
Al respecto, cabe destacar la importancia de la prórroga, el 17 de noviembre de 2022, por un período de cuatro meses, de la “Iniciativa del Mar Negro”. La misma, posibilita la exportación de cereales ucranianos y fertilizantes rusos por medio de un corredor seguro, hasta Estambul, donde funciona el Centro de Control Conjunto10. Esta iniciativa, en la cual participan Turquía y la ONU como mediadores y garantes, es un alivio para las naciones que son importadoras netas de alimentos.
América Latina frente a la crisis alimentaria: reflexiones finales
En nuestra región, puede evidenciarse que el hambre aumentó en un 30% entre 2019 y 2021 producto de las distorsiones alcistas mencionadas con anterioridad11. Y esto es un reflejo de la imposibilidad que tienen muchas naciones latinoamericanas para producir y distribuir alimentos. 26 países de América del Sur y el Caribe son dependientes de las importaciones de trigo, y 13 países dependen de la importación de maíz. Sólo la República Argentina es un exportador neto de cereales (trigo, maíz, entre otros), lácteos, frutas y vegetales, carnes y aceites vegetales12.
En este sentido, la crisis generalizada del mercado agroalimentario internacional ha empujado a países como Brasil, Argentina, Cuba, Colombia, Venezuela, Chile, Perú, Panamá, Ecuador, El Salvador, México, Uruguay, Paraguay, Bolivia, entre otros, a tomar una serie de medidas paliativas tales como: controles de precios, cupos a la exportación de ciertos productos, subsidios a sectores productivos, apoyo a sectores sociales para garantizar un adecuado consumo de alimentos, entre otras. Este tipo de medidas fueron, en su mayoría, instrumentos de corto plazo que estuvieron desarticulados de una política integral13.
Esta dinámica global, alarmante e incierta, profundiza los “tres planos de las desigualdades” desde su base, es decir, desde su dimensión agroalimentaria. Sólo la población dotada de mayores recursos puede acceder a pagar alimentos cada vez más caros, y sólo aquellos productores/as con mayores capacidades agroproductivas pueden costear el precio de aquellos insumos requeridos para la actividad agropecuaria y agroindustrial. Esto, sumado a un factor determinante que define a las actividades agroproductivas, agrocomerciales y agrotecnológicas: la concentración y/o dependencia de los mercados de un número reducido de empresas trasnacionales14.
Con el objetivo de afrontar dicha crisis, se debería avanzar en la siguiente hoja de ruta. En primer lugar, coordinar y cooperar a nivel internacional bajo el paraguas de instituciones existentes, como por ejemplo la Comunidad de Estados Latinoamericanos (CELAC), que ya cuenta con iniciativas relacionadas a la seguridad alimentaria. Además, se podrían aprovechar otras instituciones regionales (Mercosur, Unasur, etc) e internacionales que prioricen las relaciones Sur-Sur para el abordaje de este tipo de cuestiones desde una perspectiva situada.
Por otro lado, la participación estatal en materia agroproductiva, agrocomercial y agrotecnológica es fundamental a la hora de orientar la producción, la distribución y el consumo de alimentos e insumos agropecuarios de manera prudente y estratégica. El seguimiento, el control y en algunos casos la participación directa en dichos eslabones otorgaría la posibilidad de maniobrar ante las inclemencias geopolíticas y geoeconómicas que transitamos. Dichos lineamientos han sido respaldados por organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la Organización Mundial del Comercio (OMC), entre otros, al instar a los gobiernos nacionales a prestar apoyo inmediato a las poblaciones más vulnerables, facilitar el comercio y el suministro de alimentos, impulsar la producción agropecuaria e invertir en agricultura y ganadería sustentable y sostenible15.
El mercado, aisladamente, no resolverá los problemas que enfrenta el sistema internacional en general, y el sistema agroalimentario en particular, y así lo entienden las principales potencias, Estados Unidos16 y la República Popular China17, en sus informes oficiales. Es por ello que comprender la dinámica actual del orden global, nos permitirá tomar decisiones acertadas y contundentes que protejan nuestros intereses nacionales y regionales en materia agroalimentaria.
Referencias:
1Carencias en el acceso regular a alimentos inocuos y nutritivos.
2Informe SOFI 2022. (06.07.2022). “En un año, el número de personas con hambre en América Latina y el Caribe creció en 4 millones”. FAO en Argentina. Recuperado de: https://www.fao.org/newsroom/detail/un-report-global-hunger-SOFI-2022-FAO/es#:~:text=Cerca%20de%20924%20millones%20de,un%20intervalo%20de%20dos%20a%C3%B1os.
4“Russia’s war on Ukraine: Impact on global food security and EU response”. Septiembre de 2022. Servicio de investigación parlamentaria europea. Recuperado de:https://www.europarl.europa.eu/RegData/etudes/BRIE/2022/733667/EPRS_BRI(2022)733667_EN.pdf
5Íbidem.
6Íbid.
7“Russia’s war on Ukraine: Impact on global food security and EU response”. Septiembre 2022. Servicio de investigación parlamentaria europea. Recuperado de:https://www.europarl.europa.eu/RegData/etudes/BRIE/2022/733667/EPRS_BRI(2022)733667_EN.pdf
8“Hacia una seguridad alimentaria y nutricional sostenible en América Latina y el Caribe en respuesta a la crisis alimentaria mundial”. Diciembre 2022. Repositorio CEPAL. Recuperado de: https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/48531/3/S2200784_es.pdf
9Ibidem.
10“Rusia y Ucrania renovaron el acuerdo para exportar cereales”. (17.11.2022). Agencia Télam. Recuperado de: https://www.telam.com.ar/notas/202211/611191-ucrania-rusia-renuevan-acuerdo-exportar-cereales-fertilizantes.html
11Los países de América Latina y el Caribe no dependen directamente de la importación de productos agropecuarios (trigo, maíz, aceites vegetales, entre otros) de la Federación de Rusia y Ucrania.
12ibidem.
16Estrategia de Seguridad Nacional (2022). Washington.
17Informe presentado ante el XX Congreso del PCCh (2022).